El pasado martes 15 de mayo, llevamos a cabo una salida programada al Centro de Educación Ambiental "El Brazuelo", en Luciana... ¡Nos íbamos de excursión!
Muchos días antes, "mis peques" ya me estaban preguntando que cuando íbamos a ir de excursión, y cada día, contábamos los que nos quedaban para salir...
Pero el día por fin llegó y con un tiempo espléndido, comenzamos nuestro viaje. Subieron contentos y nerviosos al autobús y no pararon de hablar en todo momento, también cantamos y aunque el trayecto no era demasiado largo, no pararon de preguntar que cuando íbamos a llegar. En el autobús respetaron las normas que habíamos recordado en clase y antes de subir: el cinturón de seguridad abrochado, no nos levantamos, no podemos gritar para no molestar al conductor y no podemos comer.
Cuando llegamos, nos estaban esperando, nos dividieron por grupos y comenzamos las actividades...
Nos explicaron el entorno en el que está ubicado el Centro, muy cerquita de él se juntan dos ríos: el Guadiana y el Bullaque, nos contaron los animales y las plantas que componen el ecosistema de la zona y nos enseñaron, entre otras cosas, cuernos de ciervo, un escorpión disecado, y lo que más nos gustó, un gallipato vivo que fue pasando de mano en mano de todos los niños y niñas que se atrevieron a tocarlo, porque no todos lo hicieron...
A continuación y, por grupos, nos fuimos a dar un paseo por la zona, los monitores nos explicaban las plantas y árboles que íbamos viendo: eucalipto, encina, brezo, amapola, trigo, avena... Pero llegó un momento en que nos encontramos con un río, el Bullaque, y ¡había que cruzarlo! No era difícil porque había unas enormes piedras por las que cruzar, y aunque la profundidad era poca, si alguien se caía, se mojaba. Los monitores dieron la mano a los niños y niñas para evitar posibles caídas, y todos, todos cruzamos sin problemas, ni a la ida ni a la vuelta...
Continuamos con nuestro paseo y llegamos a un antiguo molino, muy viejo, en ruinas, donde hace muchos, muchos años, la gente de la zona iba a moler el trigo para obtener harina, está justo al lado del otro río de la zona, el Guadiana, en un paraje muy bonito donde vimos una pareja de patos y muchos, muchos pájaros; también pudimos escuchar el canto pájaros y el croar de las ranas.
Antes de emprender el camino de vuelta, había que reponer fuerzas, y en una umbría, al lado del molino, nos sentamos a desayunar...
De vuelta en el Centro, y una vez que volvimos a cruzar el río, nos tenían preparados unos juegos en el parque y a continuación, nos lavamos las manos y: ¡a comer!. El menú, delicioso: macarrones y nuggets de pollo con patatas fritas, de postre: yogur. "Mis peques" comieron muy bien, unos más que otros, y después de comer, había un taller de manualidades donde hicieron un pez muy original que llevaron a casa.
Cuando llegó la hora de regresar y el autobús llegó a recogernos, la jornada había finalizado. Como estábamos cansados, en el viaje de vuelta algunos niños y niñas se durmieron, y si el viaje de regreso hubiera durado unos minutos más, la mayoría también nos hubiéramos dormido...
Tomé todas las fotos que pude y aunque la calidad, a veces no es la deseada, creo que son un fiel reflejo de lo bien que lo pasamos aquel día. Con todas ellas he creado el siguiente vídeo que espero que os guste...
No hay comentarios:
Publicar un comentario